En esta ocasión, la práctica consiste en realizar una reflexión crítica acerca de las posiciones respecto a la cultura visual expuestas en el libro Espigador@s de la cultura visual, de Fernando Hernández.
Hernández, Fernando. (2007). Espigadores de la cultura visual. Pp. 62 - 71. Barcelona: Octaedro.
En esta parte del libro, el autor hace referencia a
las diferentes posiciones que pueden adoptar los docentes frente a la cultura
visual teniendo en cuenta la relación que mantienen con las imágenes y
artefactos que forman parte de la misma. Estas cuatro posiciones van desde la
más negativa, la que considera la cultura visual como algo negativo, a la más
positiva.
En este caso, los educadores consideran que todo
aquello que esté relacionado con la cultura visual resulta negativo para los
alumnos (niños y jóvenes), ya que a través de sus mensajes, se favorecen la
violencia, el consumismo, el materialismo, etc.
Por tanto, los objetos y
representaciones de la cultura visual son considerados como influencias
negativas y, los estudiantes, como espectadores pasivos que se limitan a
reproducir todo aquello que ven, sin analizarlo previamente.
Personalmente no
considero que esta perspectiva esté en lo cierto al 100%, ya que no todo lo que
nos ofrece la cultura visual es negativo, porque a través de ella podemos
aprender a interpretar la realidad que nos rodea, pero para ello, tenemos que
ser sujetos activos y críticos ante lo que ven nuestros ojos. En lo que puedo estar un
poco más de acuerdo, es en que los niños y jóvenes son un poco más pasivos que
los adultos, lo cual favorece que los mensajes que les llegan no sean
analizados crítica y directamente, adoptando estos individuos las actitudes y
creencias que les muestra la cultura visual tal cual les llega, sin realizar un
análisis previo.
2. Perspectiva analítica.
Al igual que en el caso anterior, los educadores
que se engloban dentro de esta perspectiva, consideran que los estudiantes son
receptores pasivos de la cultura visual, pero la diferencia radica en que creen
que se trata de algo importante para sus alumnos y, por tanto, les enseñan a analizar
críticamente las manifestaciones de cultura visual que les rodean, asumiendo de
este modo el profesor el papel de guía y, el alumno, el papel de consumidor crítico
de cultura visual, todo ello gracias a los trabajos que realizan en el aula
para tal fin.
Desde mi punto de vista,
pienso que es importante a la par que necesario que, ante la cantidad de información
visual que recibimos, alguien nos enseñe a ser críticos con todo ello,
enseñándonos a observar, experimentar, sacar conclusiones sobre lo que vemos,
etc. Por eso, podría
acercarme bastante a lo que defiende esta perspectiva, pero hay otro aspecto
que me impide decir que se trate de la opción correcta, siempre desde mi punto de
vista, ya que estamos obviando algo muy importante también: no se tiene en
cuenta en ningún momento el placer o la satisfacción que la cultura visual
produce en cada uno de nuestros alumnos.
3. Perspectiva de la satisfacción.
Los educadores que se incluyen dentro de esta
perspectiva, se centran únicamente en los placeres que la cultura visual
proporciona a los escolares. De este modo, no les fuerzan a analizar ni a
criticar aquello que les gusta. Todo lo contrario que sucedía en la perspectiva
analítica, en la que, como su propio nombre indica, analizaban todo.
Considero que esto
tampoco es lo acertado, no significa que porque algo te guste no puedas ser
crítico y ver sus fortalezas y debilidades, ya que todo lo que nos rodea las
tienen, incluso lo que más pueda gustarnos en esta vida.
Los profesores por tanto
que adopten esta posición frente a la cultura visual, no conseguirán unos
alumnos críticos, sino alumnos que en un futuro sólo juzguen negativamente lo
que no les guste, sin importarles lo que piensen los demás y, por otro lado,
alumnos que no acepten críticas sobre lo que a ellos les agrada.
4. Perspectiva autorreflexiva.
Se trata de una perspectiva que reúne todos los
puntos fuertes de las anteriores, favoreciéndose de este modo el debate y la
adquisición de criterio entre los estudiantes.
De esta forma, se tienen
en cuenta la satisfacción y placer que se obtienen de la cultura visual pero a
su vez es sometido a un juicio crítico.
De todas las perspectivas
comentadas, esta es sin duda la que más se asemeja a lo que considero correcto
o más acertado, ya que, se tiene en cuenta la satisfacción que la cultura
visual produce en el individuo, pero eso no impide que sea analizado, lo cual
favorece que los alumnos sean críticos, autónomos, responsables,....
Para finalizar, me
gustaría destacar que, a mi parecer, la cultura visual es un tema muy olvidado
en los centros y debería trabajarse más en las aulas, enfocándolo desde esta
última perspectiva comentada, la cual, como he señalado previamente, atiende
los gustos de los individuos, lo cual no impide que los objetos, imágenes y
producciones de la cultura visual sean críticamente analizados. De este modo el alumno
actúa como un sujeto activo y crítico ante la cultura visual que le roda, lo
cual va a permitir que no se deje persuadir por lo que captan sus sentidos, en
este caso la vista.